La agresividad intrasexual es un tipo de conducta agresiva que se da entre individuos de la misma especie y del mismo sexo, siendo más frecuente entre machos-macho, que entre hembras-hembra.
Como ocurre con cualquier forma de agresividad canina, no hablamos de perros “agresivos”, sino de respuestas agresivas ante determinados estímulos y contextos. Comprender qué hay detrás de esta conducta es fundamental para prevenir conflictos, reducir el riesgo de mordidas y mejorar el bienestar del perro.
Desde el punto de vista etológico, la agresividad intrasexual está relacionada con la competencia entre individuos del mismo sexo. En especies sociales, este tipo de agresión puede cumplir funciones adaptativas, como:
Acceso a recursos (espacio, comida, atención social)
Regulación de la distancia social
Reducción de conflictos mediante señales ritualizadas
Competencia reproductiva (especialmente en machos)
En perros domésticos, esta conducta no aparece en el vacío, sino que está modulada por múltiples factores: genética, experiencias tempranas, aprendizaje, contexto social y estado emocional. Estudios en comportamiento canino señalan que la agresión entre perros del mismo sexo suele estar más relacionada con el miedo, la inseguridad y la falta de habilidades sociales, que con una “búsqueda de dominancia”
Machos y hembras: diferencias relevantes
Agresividad intrasexual en machos
Es la forma más descrita en la literatura científica. Puede verse influida por:
Madurez social (no solo sexual)
Historia de interacciones negativas con otros machos
Alta activación emocional en presencia de estímulos sociales
Aprendizajes previos donde la agresión resultó efectiva
Escasa o nula socialización en los períodos del desarrollo
Aprendizaje disfuncional
Aunque tradicionalmente se ha atribuido a la testosterona, los estudios indican que las hormonas por sí solas no explican la conducta, y que el contexto y el aprendizaje tienen un peso determinante.
Agresividad intrasexual en hembras
Menos frecuente, pero potencialmente más intensa cuando aparece. En hembras puede estar asociada a:
Intolerancia social aprendida
Protección de recursos
Estados reproductivos concretos
Experiencias tempranas de estrés o privación
La ciencia sugiere que, una vez establecida, la agresividad hembra-hembra puede ser más resistente al cambio, lo que hace imprescindible una intervención temprana y adecuada.
Señales previas: el conflicto empieza mucho antes
Uno de los errores más comunes es pensar que la agresión aparece “de repente”. En realidad, la mayoría de los perros muestran señales claras y sutiles antes de llegar al enfrentamiento.
Señales tempranas habituales
Rigidez corporal
Bloqueo del movimiento
Mirada fija y sostenida
Cabeza elevada y cuerpo inclinado hacia delante
Interrupción del juego
Desplazamientos lentos y tensos
Cuando estas señales no son respetadas —por humanos o por otros perros— el conflicto puede escalar hacia gruñidos, embestidas o mordidas. Castigar estas señales solo aumenta el riesgo, ya que elimina la comunicación previa y acelera la agresión activa
Factores que influyen en la agresividad intrasexual
La investigación en comportamiento canino identifica varios factores clave:
Historial de aprendizaje
Los perros repiten las estrategias que les han funcionado. Si en el pasado la agresión logró aumentar distancia o controlar la situación, es probable que vuelva a aparecer.
Socialización deficiente
Una socialización pobre o mal gestionada durante etapas sensibles puede generar déficits en la comunicación social, aumentando la probabilidad de conflicto en la edad adulta.
Estrés y frustración
Altos niveles de estrés crónico reducen la tolerancia social y la capacidad de autocontrol. Esto se ha relacionado con una mayor probabilidad de respuestas agresivas
Imposibilidad de huida
La agresividad aumenta cuando el perro no puede alejarse del estímulo (correas tensas, espacios reducidos, parques saturados).
El papel de la castración: lo que dice la ciencia
La castración no es una solución universal para la agresividad intrasexual. Los estudios muestran que:
Puede reducir conductas relacionadas directamente con la motivación sexual
No siempre mejora la agresividad, especialmente si esta tiene una base emocional o aprendida
En algunos casos, puede no producir cambios o incluso empeorar la inseguridad social
Por ello, cualquier decisión debe basarse en una evaluación individual, y nunca utilizarse como única medida de intervención.
Cómo abordar la agresividad intrasexual de forma segura y eficaz
La evidencia científica y la práctica clínica coinciden en varios puntos clave:
Gestión y prevención del riesgo
Evitar encuentros conflictivos, controlar distancias y reducir la exposición no controlada.
Descartar causas orgánicas
Dolor, patologías neurológicas u hormonales pueden reducir el umbral de tolerancia.
Modificación de conducta basada en ciencia
Desensibilización y contracondicionamiento
Trabajo sobre la emoción subyacente (miedo, inseguridad)
Refuerzo de conductas alternativas y autocontrol
Evitar castigos y confrontación
El uso de métodos aversivos se asocia con mayor estrés, peor bienestar y aumento del riesgo de agresión
Dominancia y agresividad intrasexual: un mito persistente
Durante años se ha explicado la agresividad entre perros del mismo sexo como una lucha por “ser el alfa”. Hoy sabemos que este enfoque carece de base científica y conduce a intervenciones peligrosas.
Organizaciones de referencia en comportamiento animal desaconsejan el uso de modelos jerárquicos simplistas y técnicas coercitivas, por su impacto negativo tanto en el bienestar como en la seguridad
Conclusión
La agresividad intrasexual no es un problema de “carácter”, ni de dominancia, ni de falta de control. Es una respuesta compleja, influida por emoción, aprendizaje y contexto.
Abordarla desde la comprensión, la prevención y la ciencia no solo reduce conflictos, sino que mejora la calidad de vida del perro y de las personas que conviven con él. La clave no está en someter, sino en escuchar, entender y guiar.
Te puede interesar
Agresividad canina
10 motivos por los que no debes utilizar el castigo con tu perro
¿Por qué el refuerzo positivo funciona?: ciencia y neurobiología detrás del aprendizaje canino
Adiestramiento tradicional Vs Educación canina en positivo
Nuestros cursos
Instagram Single Track
Tik Tok Single Track
Youtube Single Track