¿Por qué el refuerzo positivo funciona?: ciencia y neurobiología detrás del aprendizaje canino

Jorge Quiroga Mariscal
¿Sabías que premiar las conductas correctas de tu perro no solo es amable y respetuoso, sino que tiene una sólida base científica? En este artículo exploraremos la neurobiología del refuerzo positivo y cómo este método de educación canina fomenta un aprendizaje duradero y un vínculo más fuerte.
¿Qué es el refuerzo positivo en la educación canina?
El refuerzo positivo consiste en premiar el comportamiento deseado con algo que el perro valore como pueden ser premios de comida, juego, acariciar, incluso una voz suave y alegre, con el objetivo de que esta conducta se repita.
A diferencia del castigo, se centra en añadir estímulos agradables, generando motivación y confianza.
En cambio el castigo tiene efectos nocivos para el perro ya que pierde confianza en nosotros/as, genera estrés y ansiedad, rompe el vínculo y deja de hacer conductas por miedo a las consecuencias (el miedo no ayuda a aprender).
La ciencia detrás del aprendizaje canino
La dopamina: la hormona de la recompensa
El refuerzo positivo activa en el perro el sistema de recompensa del cerebro, un circuito neuroquímico clave para el aprendizaje.
Cuando el perro recibe un premio justo después de una conducta deseada, se libera dopamina, un neurotransmisor asociado al placer y la motivación.
Ese “pico” de dopamina refuerza las conexiones neuronales que vinculan la acción realizada con la sensación gratificante, aumentando la probabilidad de que el perro repita esa conducta en el futuro.
Además, la dopamina fomenta la atención y la memoria, lo que hace que la educación o modificación de conducta sea más rápida, más duradera y emocionalmente positiva, fortaleciendo el vínculo sin generar estrés ni miedo.
Por otro lado, también estimula la liberación de oxitocina, conocida como la “hormona del vínculo” en perros y humanos.
Igual que sucede con la dopamina, cuando un perro recibe caricias, palabras amables o un premio comestible tras una conducta deseada, su cerebro libera oxitocina, generando sensación de bienestar y confianza.
Este aumento de oxitocina fortalece el lazo emocional entre perro y tutor o tutora o el educador, reduce el estrés y favorece un aprendizaje más relajado y duradero.
Por eso la educación canina en positivo es una estrategia respaldada por la ciencia para mejorar tanto el comportamiento como la relación afectiva con tu compañero canino.
Beneficios comprobados del Refuerzo Positivo
Aprendizaje más rápido y duradero
Mayor confianza entre perro y tutor/a o Educador Canino
Reducción de estrés y miedo
Favorece un vínculo emocional sólido
Pasos para aplicar el refuerzo positivo de forma eficaz
- Identifica el premio ideal: premios comestibles, juego, juguetes, caricias, una voz suave y agradable. No a todos los perros les gusta lo mismo con lo que es sumamente importante que es lo que el perro con el que estamos interactuando percibe realmente como premio y el valor que le da a cada tipo de premio.
- Marca el momento exacto: Debes premiar en el momento exacto para ello puedes utilizar una palabra corta como decir SI o MUY BIEN o usando un clicker ya que de lo contrario no asociara el premio con la conducta deseada.
- Refuerza cada vez al principio y ve espaciando cuando la conducta esté aprendida, el MUY BIEN o el SI, debemos decirlo siempre, pero si una vez el perro a aprendido lo que le pedimos seguimos utilizando comida siempre, se convertirá en un “mercenario”, es decir solo realizará la conducta deseada si es consciente que tenemos premios, por eso es muy importante que una vez aprendida sobre todo el refuerzo de comida, juego o juguetes se vaya espaciando en el tiempo.
- Mantén sesiones cortas y divertidas: Cada perro es un individuo, con una morfología, una edad, un estado físico, unos rasgos comportamentales, etc, con lo que debemos adaptar las sesiones al individuo en concreto, teniendo en cuenta esto las sesiones deben ser de entre 2 y 10 minutos, con esto evitaremos el cansancio, el aburrimiento y la frustración.
Errores comunes y cómo evitarlos
Usar premios poco motivantes: Que nosotros pensemos que estamos utilizando premios motivantes no quiere decir que lo sean para el perro, por eso debemos asegurarnos que premios son los que le gustan al perro con el que estamos interactuando, ya que generar una expectativas y que estas no se cumplan llevan a la frustración.
Reforzar demasiado tarde, confundiendo al perro.: Como decía anteriormente se debe premiar en el momento, de lo contrario confundiremos al perro y no sabrá realmente por que se le premio o puede suceder que estemos premiando otra conducta que se ha dado a posterior.
No ser consistente en la señal de éxito: La consistencia es la base del aprendizaje si no somos consistentes el perro no aprenderá o el aprendizaje será de muy baja “calidad”.
Recursos y estudios recomendados
Conclusión
La ciencia es clara: el refuerzo positivo activa circuitos cerebrales que impulsan el aprendizaje y el bienestar de tu perro.
El refuerzo positivo no solo enseña conductas nuevas, también activa la liberación de dopamina y oxitocina, hormonas que refuerzan la atención, la memoria y en consecuencia el aprendizaje, el bienestar, la confianza y el vínculo.
Al premiar con caricias, juegos o premios comestibles, ayudamos a que nuestro compañero canino a aprender de forma amable, efectiva, sin estrés y sin miedo.
Si deseas una convivencia equilibrada y feliz, apostar por la educación en positivo es la mejor decisión para fortalecer la relación y el bienestar de tu perro.
